IV MEDIO REPRESENTA EL CONCEPTO DE VANGUARDIA LITERARIA
LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICO LITERARIAS
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l. LAS VANGUARDIAS
1. ¿QUÉ ES EL VANGUARDISMO?
El vanguardismo es la tendencia, en una obra de arte cualquiera, o de un artista, a introducir elementos innovadores respecto de las formas tradicionales o convencionales. También se entiende como excesiva preocupación por desplegar recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión, en teatro, pintura, literatura, cine, etc. Aunque solía usarse, de manera eventual y frecuente, en forma peyorativa, refiere claramente a la designación de movimientos artísticos renovadores, y en general dogmáticos, que se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo XX y que son agrupados bajo los nombres genéricos de vanguardia o vanguardias. Las vanguardias tuvieron auge principalmente en Europa, extendiéndose luego al resto del mundo, principalmente América del Norte, Centroamérica y América del Sur. El término vanguardia pertenece al léxico militar y designa la parte más adelantada del ejército, la que confrontará antes con el enemigo, la «primera línea» de avanzada en exploración y combate. En el terreno artístico es, pues, la «primera línea» de creación, la renovación radical en las formas y contenidos para, al mismo tiempo que se sustituyen las tendencias anteriores, enfrentarse con lo establecido considerado obsoleto. El origen del concepto así formado, proviene de la palabra avant-garde del idioma francés, término con el cual serian reconocidos, durante mucho tiempo, los movimientos de este orden. Visto así el vanguardismo no es un movimiento, sino una serie de conjuntos de movimientos de vanguardia o vanguardias, que manifestaban ansiedad de modernización, deseo de renovación y experimentación formal.
2. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL
Desde el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracteriza por grandes tensiones y enfrentamientos entre las potencias europeas. Además de la I Guerra Mundial (19)4-1918), tendrá lugar la Revolución Soviética (octubre de 1917), abriendo esperanzas para un régimen económico diferente para el proletario y para los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Tras los felices años 20 (los «años locos»), época de desarrollo y prosperidad económica, vendrá el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y volverá una época de recesión y conflictos que, unidos a las difíciles condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra, provocarán la gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la II Guerra Mundial. Max Horkheimer (izquierda), Theodor Adorno (derecha), y Jürgen Habermas en el fondo, derecha, año 1965 en Heidelberg, Alemania. Desde el punto de vista cultural, es una época dominada por las transformaciones y el progreso científico y tecnológico (la aparición del automóvil, el avión, el cinematógrafo…). El principal valor será, pues, el de la modernidad, o substitución de lo viejo y caduco por lo nuevo y original. En el aspecto literario, era precisa una profunda renovación que superase al romanticismo, realismo, simbolismo e impresionismo precedentes.
De esta voluntad de ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la exaltación del inconsciente, de lo racional, de la libertad, de la pasión y del individualismo, nacerán las vanguardias en las primeras décadas del siglo XX.
Europa vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis. Crisis que desencadenó en la Primera Guerra Mundial y entonces, en la evidencia de los límites del sistema capitalista. Si bien «hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del capitalismo», como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los limites de un modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de cambio frente al hombre.
Resultado de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico contra los que reaccionaron, ya en 1905, Pablo Picasso y Georges Braque con sus exposiciones cubistas, y el futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances de la modernidad científica y tecnológica, lanza su primer manifiesto de apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior. Conocida es la frase de Marinetti: «Un automóvil de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia».
Así se dan los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión definitiva coincide, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que significaba, y con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la revolución socialista en Rusia
Corrían los días de 1916 cuando en Zúrich (territorio neutral durante la guerra), Tristan Tzara un poeta y filósofo rumano, prófugo de sus obligaciones militares, decidió fundar el «Cabaret Voltaire». Esta acta de fundación del dadaísmo, explosión nihilista que proponía el rechazo total:
«El sistema DD os hará libres, romped todo. Sois los amos de todo lo que rompáis. Las leyes, las morales, las estéticas se han hecho para que respetéis las cosas frágiles. Lo que es frágil está destinado a ser roto. Probad vuestra fuerza una sola vez: os desafío a que después no continuéis. Lo que no rompáis os romperá, será vuestro amo». – Louis Aragón, poeta francés.
Ese deseo de destrucción de todo lo establecido llevó a los dadaístas, para ser coherentes, a rechazarse a sí mismos: la propia destrucción.
Algunos de los partidarios de Dada, encabezados por André Bretón, pensaron que las circunstancias exigían no sólo la anarquía y la destrucción sino también la propuesta; es así que se apartan de Tzara e inician la aventura surrealista.
La furia Dadá había sido el paso primero e indispensable, pero había llegado a sus límites. Bretón y los surrealistas (es decir: superrealistas) unen la sentencia de Arthur Rimbaud (que junto con Charles Baudelaire, Conde de Lautréamoní, Alfred Jarry, Van Gogh y otros artistas del siglo XIX serán reconocidos por los surrealistas como sus «padres»): «hay que cambiar la vida», con aquella de Carlos Marx: «hay que transformar el mundo». Surge así el surrealismo al servicio de la revolución que pretendía recuperar aquello del hombre que la sociedad, sus condicionamientos y represiones le habían hecho ocultar: su más pura esencia, su Yo básico y autentico.
A través de la recuperación del inconsciente, de los sueños (son los días de Sigmund Freud y los orígenes del psicoanálisis), de dejarle libre el paso a las pasiones y deseos, de la escritura automática (que más tarde cuestionaron como técnica), del humor negro, intentan marchar hacia una sociedad nueva en donde el hombre pueda vivir en plenitud (la utopía surrealista). En este pleno ejercicio de la libertad que significó la actitud surrealista, tres palabras se unen en un sólo significado: amor, poesía y libertad.
3. CARACTERÍSTICAS DEL VANGUARDISMO
Una de las características visibles de las vanguardias es la actitud provocadora. Se publican manifiestos en los que se ataca todo lo producido anteriormente, que se desecha por desfasado; al mismo tiempo que se reivindica lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.
Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, orfismo, constructivismo, ultraísmo etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:
• La lucha contra las tradiciones, procurando la novedad y la libertad.
• El carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas unas tras otras.
En la pintura va a ocurrir una huida del arte figurativo en procura del arte abstracto, suprimiendo la personificación. Se expresa la agresividad y la violencia violentando las formas y utilizando colores estridentes. Surgen diseños geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones de un objeto.
En la literatura, y concretamente en la poesía el texto va a ser realizado a partir de la simultaneidad y la yuxtaposición de imágenes. Se rompe con la estrofa, la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis, alterando por completo la estructura tradicional de las composiciones (por ejemplo en el Finnegans Wake o en el final del Ulises de James Joyce. Surge el caligrama o poema escrito de modo que forme imágenes pretendiendo así acabar con la tóxica sucesividad del hecho escrito o leído
El poeta/artista/arquitecto vanguardista es inconformista, ya que el pasado no le sirve, tiene que buscar un arte que responda a esta novedad interna que el hombre está viviendo, apoyándose en la novedad original que se lleva dentro.
Se deben abandonar los temas nuevos, ya que carecen de sustancia y no responden al hombre nuevo.
En algunos movimientos hay una tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras.
En la poesía se juega constantemente con el símbolo.
Las reglas tradicionales de la versificación, necesitan una mayor libertad para expresar adecuadamente su mundo interior.
Reacciona contra el modernismo y los imitadores de los maestros de esta corriente. Existe una conciencia social que los lleva a tomar posiciones frente al hombre y su destino.
Nuevos temas, lenguaje poético, revolución formal, desaparición de la anécdota.
proposición de temas como el anti-patriotismo.
El punto de vista del narrador es múltiple.
Existe un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos del personaje.
Profundiza en el mundo interior de los personajes, pues se les presenta a través de sus más escondidos estados del alma.
El tiempo cronológico no es de suma importancia, sino el tiempo anímico y se toma en cuenta el aspecto presentacional, pues se limita a sugerir para que el lector complete, el autor exige presencia de un lector atento que vaya desentrañando los hechos que se presentan y vaya armando inteligentemente las piezas de la novela de nuestro tiempo.